dilluns, 18 de gener del 2010

Micosis: infecciones fúngicas.





Las infecciones fúngicas en las uñas (onicomicosis, onico:uña - micosis: hongos), están causadas por dermatofitos o cándidas (Candida Albicans). Suelen comenzar desde la punta o el lateral de la uña hacia el nacimiento de la misma.
Se produce una infección por alteración de la flora bacteriana de la piel, la uña es una capa dura que protege al hongo, y lo ayuda a su proliferación, además a menudo suele pasar desapercibido, hasta que no ha crecido lo suficiente como para darnos cuenta o ha causado una lesión mayor unida a alguna bacteria (llagas purulentas subungueales).
Aunque aparentemente, no es nocivo, pueden causar, como ya hemos comentado llagas subungueales, e incluso la pérdida de la uña. Hemos de pensar, que la aparición de una micosis ungueal no es puramente casual, es un dato, al igual que su aparición en otras partes del cuerpo, el sistema nos está diciendo que hay algo que no funciona correctamente.
El típico pensamiento de: "lo he cogido en la piscina" o "me lo ha pegado mi marido" no es del todo cierto, eso simplemente son circunstancias que ayudan a que el problema se agrave. Una infección del tipo que sea, está indicando que el sistema inmune ha fallado, a permitido que un agresor entre y crezca, y es incapaz de eliminarlo por si solo. Para que se solvente hay que averiguar el por qué.

Hay diferentes tratamientos que podemos optar por seguir, farmacológico o natural. Particularmente, la experiencia que tengo, los tratamientos naturales, tópicos u orales suelen funcionar bien.
A nivel tópico es importante que se haga una buena limpieza del hongo en el lecho ungueal, preferentemente de manos de un profesional, y según el criterio del mismo se pueden utilizar diferentes tipos de productos como el aceite de árbol de té, o el extracto de semilla de pomelo, combinado con algunos protocolos de limpieza. Y hacer un control cada mes o mes y medio, del crecimiento de la uña, y hacer la limpieza necesaria.
A nivel oral, hay que reforzar el sistema inmunitario, con antifúngicos como el Pau d'Arco o refuerzo de la flora (pre y/o probióticos), pautados preferiblemente por un profesional.
También se puede optar por hacer cambios alimentarios, que ayuden a eliminar los hongos y a reforzar el sistema inmunitario. Idudablemente los beneficios, no sólo aparecerán en nuestros pies.


No se trata de matar el hongo, si no de reforzar el organismo para que este se encargue de eliminar al indeseable huésped.

dilluns, 11 de gener del 2010

El calzado en el niño


A pesar del gran interés porque seamos consumidores compulsivos desde que nacemos, es evidente que la "necesidad" de llevar un calzado no aparece hasta que aparece la deambulación, es decir que nos ponemos de pie para empezar andar, esto ocurre sobre los 12-18 meses. No es conveniente ponerlos de pie antes, o almenos no estimularlos a que caminen , contrariamente a lo que se puede pensar, de que sus piernas no son fuertes, no es ese el motivo, el motivo simplemente es que podemos inhibir la necesidad de la etapa del gateo, la cual sirve para mejorar la musculatura ocular, y por lo tanto el movimiento ocular, y mejorar el desarrollo del control cefálico.
Así pués, el primer año de vida el calzado sólamente ayuda a mantener la temperatura de los pies, no se necesita calzado en sí, simplemente algo que de calor y no pese.
Cuando se inicia el gateo el calzado igualmente ha de ser muy ligero y muy muy flexible, para que permita la flexión del pie cuando el bebé gatea por el suelo.
Al inicio de la marcha, se puede seguir con el mismo calzado, nuestro bebé no hará grandes caminatas, incluso es sano que camine sin calzado, por casa, para estimular los receptores de los pies.
A partir de los 18-24 meses, el calzado tiene que seguir siendo muy flexible, pero ya podemos optar una suela un poco más rígida, pero que permita el movimiento libre del pie, nada de suelas rígidas y fuertes, eso debilita la musculatura del pie.